martes, 17 de febrero de 2009

Mi tierna infancia

Como dije en la entrada anterior, soy un perrito del parque centenario, o ese es mi primer recuerdo. Supongo que habré tenido madre, padre y hermanos perros, pero la verdad es que lo primero que recuerdo es el día en que me trajeron a la que ahora es mi casa, en Villa Crespo. Lo que creí era un peinado con toques de rosa en zonas peladas resultó ser sarna, así que lo primero que hicieron conmigo fue llevarme a la veterinaria que está cerca de casa. Los pronósticos no eran muy buenos: una veterinaria de poca fiabilidad dijo que esa sarna, aunque estuviera tratada, podría ser permanente. En ese momento pensé lo bueno que era estar a upa y que ese lugar me gustaba porque estaba lleno de perros y de comida. Con el tiempo me di cuenta de que esa no era la sarna de la que hablaba esa mina y me eché un peinado punkie bastante envidiable. En el medio fui aprendiendo algunos de los placeres de la vida: romper almohadones, futones, libros; molestar al gatito; robar comida... Pienso en todo lo que pasó desde el día que llegué a mi casa: no extraño para nada la sarna, estar a upa sigue siendo un placer y ese teléfono que está frente a mí se ve rico.........

2 comentarios:

  1. Me encanta como escribe este perro, es una hermosa autobiografía perruna, estoy curioso por ver cómo sigue tu vida can...

    ResponderEliminar
  2. Es natural que te importe mi vida, Claudio: a veces pienso cuán pobre es la gente que no tiene conexión a internet y no puede saber de mí. Voy a romper alguna otra billetera como protesta.

    ResponderEliminar